Ejercicios indispensables para superar tus bloqueos como escritor – Parte I

¡Hola amigos escritores!

En el artículo anterior hablamos sobre lo difícil que se nos hace referirnos a nosotros mismos como escritores, más difícil aún expresarlo, y te comentaba que había una serie de ejercicios que podían ayudarnos.

¿Querés intentarlo? A mí me resultó muy positivo hacerlos.

Comencemos:

Ejercicio 1: Yo soy escritor

Cada mañana, frente a un espejo, me digo: soy escritora.

Parece una tontería, pero es un ejercicio efectivo, salir de tu habitación convencida de lo que sos, reconociéndote como tal, te da seguridad en vos mismo, en lo que querés ser y no importa que hay más allá de ese espejo.

¿Que te da un poco de vergüenza hacerlo? ¿Que te sentís ridículo hablándote a través del espejo?

¡Qué importa! No pasa nada, solo están el espejo y vos.

Intentalo, no te defraudes.

Nadie puede ayudarte más que vos mismo.

Si tenés otras actividades, otro trabajo, vas a salir a enfrentarlos pero con la certeza de que detrás de todas esas ocupaciones estás vos: el escritor.

Ejercicio 2: Incentivar nuestros sentidos

En el arte de escribir hay mucho por aprender. Todos los días estamos aprendiendo cosas nuevas, eso es fundamental, es necesario para que logremos desarrollar todos nuestros sentidos y ponerlos al servicio de la escritura.

Un escritor con poca capacidad sensorial, tiene mucho trabajo por delante, en ocasiones se le hace casi imposible describir un sentimiento, ni hablar de una sensación.

Esto también es motivo de frustración porque no puede expresar con suficiente claridad lo que quiere decir.

Este es otro ejercicio simple que lo pueden hacer en cualquier momento, en cualquier lugar, sin que interfiera en sus actividades cotidianas:

• Prestar atención a cada objeto que nos rodea, observarlos como si fuera la primera vez que lo ven, mirarlo desde un punto de vista diferente, tocarlo, olerlo, oírlo.
• Observar la naturaleza tratando de guardar en los sentidos todo lo que no se ve de ella, lo que está dentro y lo que está más allá de ese árbol, de esa flor, del cielo, las estrellas.
• Hacerse preguntas que parecen no ser coherentes, por ejemplo: ¿Qué sabor tiene el aire? ¿Qué dicen los árboles cuando mueven las hojas? ¿Yo miro la pantalla del televisor o es que el televisor me está mirando a mí? ¿Cuánto dura el tiempo? ¿A qué huele la soledad? Etc., etc.

Estos son solo algunos ejemplos. Cuando se comienza con este ejercicio poco a poco van surgiendo muchas preguntas más y siempre existe una respuesta para cada una de ellas y para cada uno de los instantes. Y siempre es distinto para cada persona.

No se trata de ser objetivo, ni mucho menos, se trata de captar las sensaciones que surgen en ese momento y de poner en actividad nuestros cinco sentidos.

Sé que les parecerá una locura, pero les voy a contar una experiencia que he practicado en varias ocasiones y he conseguido disfrutar por las sensaciones que me provocaron, y hasta el día de hoy es una de mis prácticas favoritas.

Salir a caminar en silencio por la ciudad, por las noches, cuando todo está tranquilo. Logré captar la respiración de la ciudad cuando descansa, el sonido de lo que no se percibe en el trajín diurno, ir mimetizándome con la noche hasta creerme invisible. Es una sensación extraordinaria de la que saqué muchas cosas para escribir.

Y me atreví a un poco más, caminar unos cuantos metros con los ojos cerrados, tal vez treinta, cincuenta metros, no les puedo decir todo lo que experimenté en esos pasos ciegos.

Si lo van a poner en práctica, busquen un lugar seguro, cerciórense de que no haya vehículos circulando, o busquen una plaza o una senda solitaria.

Espero que pongas en práctica estos consejos, y dejá un comentario de cómo te fue con las prácticas.

Nos vemos en la próxima entrega.

Artículos de la serie:
Cómo superar la frustración de la hoja en blanco
Ejercicios 1 y 2 para superar tus bloqueos como escritor
Ejercicios 3 y 4 para superar tus bloqueos como escritor